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Unidos contra la pobreza


SALUD Y PROTECCIÓN SOCIAL, en detalle:

La pobreza de ingresos y el paro limitan el acceso a la asistencia médica, tanto en los países ricos como en los pobres. Además, la insuficiente educación y la falta de acceso a la información son responsables de la ignorancia de millones de personas en el mundo en materia de prevención y curación de las enfermedades o cuidado de la higiene dental. La mortalidad ligada al embarazo y al parto es hasta 18 veces superior en ciertos países en desarrollo en comparación con el país industrializado más seguro. La enfermedad (problemas respiratorios, malaria, SIDA, etc.) hace que la gente sea menos productiva y muchas veces supone una carga insoportable para las familias.


Por falta de medios, las instituciones médicas, sanitarias y gubernamentales de los países en desarrollo no pueden responder a las consecuencias sociales y económicas relacionadas con la propagación del SIDA. Las personas más afectadas por el virus son las mujeres y los niños. En la transmisión del virus del SIDA la responsabilidad principal se atribuye a los hombres. En muchos países pobres, una franja importante de la población activa está siendo diezmada, lo que tiene consecuencias dramáticas en los procesos de desarrollo. Faltan medios financieros y los medicamentos contra el SIDA, excesivamente caros, sólo son accesibles para una pequeña minoría de enfermos. Además, por falta de conocimientos sobre la enfermedad, las personas infectadas son discriminadas, rechazadas y marginadas por su entorno, agravando más aún su estado de pobreza. La falta de información y de sensibilización contribuye a que el SIDA y el empobrecimiento sigan progresando en gran cantidad de países en desarrollo.


La malnutrición es responsable de numerosos problemas de salud en los países ricos y pobres. Reduce la capacidad de los niños para aprovechar la enseñanza en la escuela y merma la productividad de los trabajadores. En ciertos países, la ausencia de agua potable y de sistema sanitario pone en peligro la salud de los habitantes. Además, la mala calidad de los equipos disponibles y la omnipresente pobreza disuaden al personal médico. El desánimo relacionado con las malas condiciones laborales y la perspectiva de salarios más elevados atraen a muchos médicos hacia el norte. Los programas de alfabetización, la escolarización, la formación en materia de atención y de nutrición, las campañas de vacunación gratuitas, el suministro de agua potable y la instalación de sistemas sanitarios para todos, son factores clave para reducir las carencias en materia de salud. Además, los gobiernos y los municipios pueden prestar gratuitamente los servicios de salud básicos y subvencionar la atención médica. La solidaridad, individual y comunitaria, permite a las personas superar los momentos difíciles.


Actualmente, la información y la sensibilización masivas representan la mejor arma para luchar eficazmente contra la propagación del virus del SIDA. Además, las instituciones médicas, sanitarias y gubernamentales deben reforzarse y hacerse accesibles a todos los enfermos, sin discriminación alguna. Conviene dar prioridad a la protección de mujeres y niños (especialmente los huérfanos). Los hombres deben estar mejor informados sobre el papel que desempeñan en la transmisión del virus. Los gobiernos deben situar la lucha contra el SIDA en el centro de los planes y estrategias de desarrollo y adoptar las medidas necesarias para poner los medicamentos al acceso de todos. Las empresas privadas y los laboratorios pueden contribuir en este sentido, bajando los precios de los medicamentos a niveles accesibles para la mayoría. En general, todos los sectores de la sociedad deben movilizarse para reunir los recursos financieros necesarios y movilizar a la opinión pública en la lucha contra el SIDA: el sector privado, los gobiernos de los países ricos, las organizaciones no gubernamentales y las instituciones multilaterales.
Por último, la creación de ingresos combinada con una política pública adecuada deberían resolver los problemas de salud y de nutrición, poniendo fin a la pobreza endémica.


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Cada día, 30 000 niños de menos de 5 años mueren de enfermedades que hubieran podido ser evitadas
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