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Unidos contra la pobreza


AGUA Y ALIMENTOS, en detalle:

La pobreza extrema engendra hambre y malnutrición, porque los más pobres no tienen la capacidad necesaria para producir alimentos, ni medios financieros para comprarlos. La falta de acceso a la educación y a la información priva a los hogares de los conocimientos nutricionales básicos. A su vez, la malnutrición impide a los niños trabajar correctamente en la escuela y reduce la productividad de los que trabajan, o incluso les impide trabajar. Los productos agrícolas subvencionados procedentes de los países industrializados minan la producción local, que se vende más cara, y privan a los agricultores de sus ingresos.


La degradación de los suelos como consecuencia de la erosión, el uso o abuso de los productos químicos, el pastoreo excesivo y la salificación provocada por la mala gestión de los recursos hídricos acarrean una reducción de los ingresos de los pequeños agricultores, que les condena a la pobreza. Como consecuencia de su falta de formación y de información, a los pobres les resulta difícil gestionar la producción de manera saludable y sostenible, lo que a su vez les impide mejorar su medio de subsistencia. Los campesinos pobres no tienen los medios para comprar ni los abonos ni los equipos utilizados por algunos de sus competidores, lo que corre el riesgo de marginarles.


El crecimiento de la población ejerce presión sobre las tierras cultivables disponibles y empuja a las poblaciones hacia tierras más frágiles y de bajo rendimiento, lo que contribuye a una aceleración de la erosión, a una mayor vulnerabilidad ecológica y con el tiempo, puede provocar deslizamientos de tierras y otras catástrofes naturales.

El acceso universal y gratuito a la educación y a la formación profesional, así como a técnicas agrícolas modernas y abordables y la capacidad de disponer de equipos modernos y eficaces baratos contribuyen a reducir la pobreza. Invertir en sistemas de riego y en la gestión de los recursos hídricos permite mejorar el rendimiento y la preservación del ecosistema. Las reformas agrarias en favor de los pobres, así como las medidas especiales en favor de las mujeres pueden contribuir a ayudar a muchas personas a salir de la pobreza.


En ciertas circunstancias, es necesario recurrir a la distribución de productos alimenticios y a la puesta en práctica de programas nutricionales para garantizar la seguridad alimentaria. Es necesario llegar a acuerdos comerciales justos para proteger la fuente de ingresos de los agricultores de los países en desarrollo. La cooperación internacional para el desarrollo también es necesaria.


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En África subsahariana, una persona de cada tres sufre hambre crónica
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